viernes, 20 de marzo de 2015

Que sean más que palabras... pero sin agobios

Llega este título a mi escrito en su mejor sentido. Está muy lejos de la expresión "...y hubo más que palabras" que nos trae a la mente imágenes con algún que otro puñetazo cuando las palabras no sirven ya para nada. El título está más cerca de la voluntad de hacer de las palabras actos y realidades. Y es que mi relación con el whatsapp es un amor- odio. Un "ni contigo ni sin ti".



Es ahora más que nunca y con el invento del whatsapp cuando nos llegan casi a diario y bien tempranito frases preciosas acompañadas de unas imágenes idílicas. Se encargan de recordarnos lo grande que es la vida, lo corta que es y lo mucho que hay que disfrutarla. Hablan de felicidad, amor, amistad, compañerismo, valentía, fuerza... y en general de todo aquello que la propia vida nos hace olvidar: sonreír, aprender, priorizar, comer sano, hacer deporte, ayudar, crecer, crear, disfrutar...

Entre esas frases que me llegan no faltan las del Papa Francisco. Nunca un Padre de la Iglesia fue tan claro y comunicativo, tan de la calle y tan de las almas del montón. 

No está mal empezar el día con "pon una sonrisa al día" u "hoy todo va a salir bien"; "Los ganadores nunca se rinden, los que se rinden nunca ganan" ; "cuando menos lo esperamos la vida nos coloca delante un desafío que pone a prueba nuestro coraje y nuestra voluntad de cambio"; "lo que decidas hacer asegúrate que te haga feliz"; "donde hay voluntad hay camino" o "ánimo tu puedes"; "no cambié solo aprendí y aprender no es cambiar es crecer". O ese que dice "nena tú vales mucho".

Frases contundentes que para empezar el día me asustan, me paralizan, me ponen un nudo en la garganta que me atraganta el desayuno. ¿Mira si hoy es el día del desafío, de la gran oportunidad, del cambio y no me doy cuenta porque no estoy lo suficientemente atenta?. Me asusta tanta advertencia y no sé si acostarme de nuevo o seguir desayunando hasta la hora de la cena. Y es que son palabras mayores eso de cambiar tu vida, de la voluntad, el coraje... 

Claro que hay otros "memes", o como se llamen, mucho más dulces "que tengas un buen día"; "yo no me olvido de mis amigos" "contamos contigo" "tú madre siempre te cuidó".....

Estos me hacen sentir que siempre estoy en deuda con mis amistades y familia, que no tengo tiempo para ellos, que voy muy deprisa...En fin que sigo desayunando. 

Y ya cuando me llegan las frases del Papa Francisco  me siento aún peor. En estos casos se hace urgente dejar el café y la tostada para ir corriendo a confesarse. ¡Qué mal! y ¡qué bonito! todo.

Y así una mañana tras otra hasta que me llega justo lo que realmente necesito oír "eres genial tal y como eres, acéptate y se feliz". Es entonces  cuando doy el último sorbo al café, sonrío, me quiero y sigo adelante con todo lo bueno y lo menos bueno que uno tiene. 

Esta realidad no deja de hacer realidad el titular del escrito. Pasemos a la acción pero por favor sin agobios que el desayuno es lo mejor del día. ¡Aaah! y gracias por acordaros de mí en vuestros whatsapps (o es whatsappes). 

Laura Figueiredo

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